Si eres empresario autónomo puedes aplicar en tu declaración de la renta algunas de las mismas deducciones fiscales que utilizan las sociedades, como las SL o SA, cuando tributan en el Impuesto sobre Sociedades si tu volumen de ingresos no supera los 10 millones de euros al año.
Esto se debe a que, cuando tributas en estimación directa (ya sea la modalidad normal o la simplificada) estás obligado a calcular tus beneficios como si fueras una sociedad. Es decir, siguiendo las mismas normas contables que se aplican en el IS.
Libertad de amortización con creación de empleo.
Uno de los beneficios más atractivos para los autónomos es la posibilidad de aplicar la libertad de amortización. Esto significa que, si has comprado algún activo nuevo y, además, has incrementado tu plantilla, puedes amortizar ese bien como prefieras, incluso de una sola vez.
¿Cómo se determina el importe que puedes deducirte? Se calcula multiplicando el aumento de tu plantilla media por 120.000 euros. Por ejemplo, si en 2024 has contratado a una persona más respecto al promedio que tuviste en 2023, podrías amortizar libremente hasta 120.000 euros del valor del nuevo activo. Eso sí, el incremento de plantilla debes mantenerlo durante al menos 24 meses para que el incentivo sea válido.
Amortización acelerada.
Otra opción interesante es aplicar amortización acelerada a los activos nuevos. ¿Qué significa esto? Que puedes deducirte más rápidamente el coste de tus inversiones.
- Activos comprados directamente: puedes aplicar el doble del coeficiente máximo de amortización establecido en las tablas oficiales.
- Activos en leasing: puedes amortizarlos por el menor de estos dos importes: «el menor de entre el principal del préstamo devuelto y el resultado de multiplicar por 3 el coeficiente máximo de amortización»,
Ahora bien, si estás en estimación directa simplificada porque tu volumen de ingresos no supera los 600.000 euros anuales, tendrás que usar los coeficientes establecidos en la tabla simplificada, diferente a la del Impuesto sobre Sociedades.
Deducción por deterioro del saldo de clientes.
Aunque no hayas tenido ningún impago durante el año, también puedes aplicar un pequeño ajuste contable: deducirte un 1% del saldo de clientes pendiente de cobro a 31 de diciembre. Este incentivo actúa como una previsión ante posibles impagos futuros.
Si ya aplicaste esta deducción en el año anterior, no podrás volver a computar el 1% total, pero sí el 1% de la diferencia entre el saldo final del año pasado y el de este. En este caso, si el saldo ha aumentado, será un gasto deducible, y si ha disminuido, deberás incluir ese importe como ingreso.
Deducciones fiscales para los autónomos que facturan menos de 10 millones.
Diferencia respecto a las sociedades en otras deducciones fiscales.
A pesar de todos estas deducciones fiscales que compartes con las sociedades, hay uno al que no puedes acceder como empresario individual: la famosa reserva de nivelación. Este incentivo permite a las pymes reducir su base imponible si prevén que sus beneficios van a bajar en años futuros. Pero está pensado exclusivamente para sociedades que tributan en el IS. Los autónomos, por tanto, quedan fuera de esta ventaja.
A cambio, puedes disfrutar de un beneficio que las sociedades no tienen. Si durante el ejercicio has adquirido algún activo nuevo y cumples ciertos requisitos legales (como que la inversión esté destinada a tu actividad y se mantenga durante un tiempo mínimo), podrás aplicar una deducción directa del 5% sobre el importe invertido en tu declaración del IRPF.
Conclusión.
Si eres un empresario individual como los autónomo y no has superado los 10 millones de euros de facturación, puedes beneficiarte de una serie de deducciones fiscales como la libertad de amortización si has creado empleo, amortización acelerada para tus inversiones, una deducción por deterioro del saldo de clientes y, además, una deducción exclusiva del 5% si has comprado activos nuevos.
La única diferencia importante respecto a las pymes que tributan por el Impuesto sobre Sociedades es que no puedes aplicar la reserva de nivelación.
Estos beneficios no son complicados de aplicar, pero sí requieren cierta planificación y control contable. Así que si no tienes claro cómo hacerlo, lo mejor es contar con el apoyo de un Asesor Fiscal. Al final, cada euro que consigas optimizar cuenta y mucho.